Haruharu|RP|Capitulo 10:¿Problemas grandes?¿separacion?

-N-no es que quiera...- Gimteó, todo pasando muy rápido, arrepintiéndose de lo que había dicho a pesar de no ser, realmente, su culpa.
Ser lento no era su culpa.
... O sí?
El mayor dió una orden, la cual siguió sin titubear, como un robotito sin mucha dirección ni pensamientos que fuesen suyos.
Su cabecita seguía procesando a medida que metía camisas y calsetines en una maleta.
A Italia...? Por Haruhi? Y por dos años...?
Fue deteniéndose de a poco, hasta quedar completamente quieto sobre aquella maleta a medio hacer. Sabía que el mayor quería mucho a Haruhi, pero... irse a Italia por ella...?
Se mordió el labio inferior, moviéndose nuevamente, metiendo entonces un par de pantalones.
Nisiquiera le preguntó si le parecía bien! N-ni se lo había mencionado antes...
Se llevó una mano a la frente. Y por qué le estaba haciendo caso en lugar de cuestionarle más? Tan estúpido le había dejado el amor?

-Claro...- murmuró, muy bajito, evitando mirarle, decidiéndose a terminar de armar su maleta en lugar de entablar más conversación.
La decisión estaba hecha, y no dejaría que su amado se fuera solo a Italia por dos años. Pero aquello no quitaba que hubiese sido repentino y sin previo aviso-- mucho menos por una chica a la que vaya que le tenía celos.

Ya con la maleta lista, se escabulló a la cocina, sirviéndose un vaso de agua para distraerse, escondiendo su possible enojo del mayor como podía.
Tampoco quería ser mal novio.

El pelinegro le siguió a la cocina.
Oh no.
Intentó no mirarle, mordiéndose el labio inferior, bebiéndose su vaso de agua de un solo trago.
-No.-
Sonó mucho más frío de lo que había planeado.
-... Sí- Gimoteó luego. Dios, Hiro, si serás estúpido.
-No, no- Se volteó esta vez, sonriendo forzosamente. -Por qué habría de enojarme?- Agregó, cerrando los ojos, una ceja temblando un poco.
-Digo, solo son dos años en un país con un idioma completamente distinto por una chica a la que adoras!-
Soltó una risita, enfadado, y nervioso.
Estaba mostrándole su lado más horrible. No quería mostrarle su lado más horrible.
-Vamos a dormir!- Se apresuró a agregar, como una magnífica idea, antes de que el otro pudiese decir algo.
Ya estaba arrepentido de lo que decía, y si seguían, diría aún más.

-No quiero- se quejó, y de verdad no quería-- pero la presión en su pecho era mayor que su deseo de terminar con ello ahí, acurrucarse como si nunca hubiese pasado nada.
-No es divertido- volvió a quejarse ante la sonrisa del mayor, apartando la mirada. -Y no importa mucho lo que piense, pues está decidido que iremos incluso si no estoy de acuerdo-- y no planeo dejarte ir solo, al menos no mientras pueda aguantarlo- Se cruzó de brazos, aún sin mirarle, volteándose levemente para que no le mirara directo a la cara.
-Haruhi es una gran chica- Murmuró, -Pero cosas como esta me hacen pensar que si ella y yo estuviésemos atrapados en un edificio en medio de un incendio, irías por ella antes de buscarme a mi-
Ahora estaba diciendo cosas sin sentido. De esos escenarios imposibles que imaginaba solo para él mismo y para que nadie se enterara de ellos jamás.
Volvió a morderse el labio inferior.
-Y lo que más me molesta es que entendería, que tendría sentido y que no debería enojarme, porque yo no he estado aquí contigo como ella- Presionó un poco más los brazos, como intentando consolarse. -Tengo que saber cual es mi lugar-

El chico se animó a mirarle un poco, arqueando un poco las cejas, manteniendo una expresión bastante seria, melancólica al mismo tiempo.
-No.. si nos quedamos estarás muy preocupado- Murmuró, desviando la mirada una vez más. Intentó pensar positivo, en lo hermoso que debía de ser Italia, y en lo lindo que sería aprender un nuevo idioma-- pero en aquel momento no se sentía como algo muy bueno, a decir verdad.
-Iremos, vale?- Volvió a mirar al mayor, intentando sonreírle. Se apresuró a desviar la mirada al notar que no resultó muy bien.
-Te amo...- Agregó, muy bajito, aunque aquellas palabras estuviesen un poco fuera de lugar.
Se apresuró a caminar, decidido a abrir aquella puerta que el mayor había cerrado, hundirse en la cama y esperar al otro, hundirse en sus brazos y pretender que nada pasó.