Haruharu|Rp|Capitulo 3:Las semillas de anticupido estan floreciendo

Había pasado un buen rato observando el rostro de su amante al despertar, teniéndole siempre a su lado al despertar, compartiendo la misma cama cada noche. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, apartando un par de cabellos de su rostro, acariciando su rostro con las puntas de los dedos. Se veía tan tierno al dormir... frágil, incluso, todo lo contrario de lo que parecía ser cuando estaba despierto.
Tal vez por eso le gustaba mirarle tanto.
Ah, pero no podía quedarse ahí por siempre. Con un cuidado inhumano para no despertar a su pareja, se deslizó fuera de las sábanas y la comodidad de la cama, dándose una rápida ducha antes de vestirse para luego prepararse un café con leche, acomodarse en el sofá con un libro y sus lentes, entonces poniéndose a leer.
Jamás podría cansarse de las obras literarias de otras personas-- especialmente las de su pareja.
Ah, habían pasado tanto tiempo juntos ya... Y aún parecía como si la primera vez que piso aquel apartamento hubiese sido ayer.

Tuvo un bello sueño,un bello sueño en el que estaba con Hiro,besándolo en público,en el colegio,en la plaza,sin tener que ocultar más que lo amaba
Pero era un sueño,un sueño y ya
Abrió los ojos con lentitud,tenía algo de calor,Hiro no estaba su lado.Su ceño se frunció muy ligeramente,el rubio siempre se levantaba más temprano,aunque fuese sábado,y lo dejaba solo en la cama,siempre,y leugo él se veía obligado a levantarse,interrumpir la lectura del chico,cargarlo y llevarlo de vuelta la cama,porque Sebastián siempre querría seguir durmiendo los sábados,y ya se había acostumbrado demasiado a la presencia del chico
Era una muy hermosa rutina
Se levantó y se lavó los dientes,y leugo se dio una ducha helada,para despejarse un poco.Habiendo tardado unos 15 minutos,salió del cuarto y fue a la cocina,casi sin cecarse,con el cabello húmedo,los pantalones de dormir y la camisa a medio abrochar
Toció,para llamar la atención de su amante lector con café con leche

Tuvo que ahogar una risita, escondiendo el rostro tras las páginas del libro, aunque seguro el otro igual lo habría notado-- conocía cada detalle de él, de todas formas.
-Hummm...- Se encogió de hombros, su mirada aún fija en el libro, fingiendo no prestarle atención... Muriendo por que se le acercara por dentro. Ningún libro ni una película ni nada sería más importante que su Sebastián, jamás.